“¿Qué es lo que nos mueve? La codicia. ¿Qué es lo primero que codiciamos? Codiciamos lo que vemos”.
Si vives en
un pueblo de 50 habitantes y no viajas ni te relaciones demasiado, posiblemente
acabarás casándote con el vecino/a que esté más potable o con quien esté
dispuesto a hacerlo contigo (a casarse, me refiero), y que por razones
estadísticas es más que posible que sea el/la único/a de la aldea en edad de
merecer. Por supuesto, lo harás por amor. Y es que el amor es ciego pero sobre
todo circunstancial.
Muchas
personas acaban enamorándose de sus compañeros de trabajo o de estudios lo que
revela que las medias naranjas suelen crecer y caer del árbol que está justo en
el lugar donde solemos pasar más tiempo o que nos pilla más a mano. Es el
famoso amor de cercanías, que parece indicar que por encima de las
características particulares de cada fruta cítrica lo que más nos importa es el
zumo.
Este
circunloquio nos lleva derechitos a hablar de la libertad del hombre (y de la
mujer). ¿Elegimos lo que queremos o queremos lo que elegimos? Si echamos un
vistazo a nuestra vida diaria posiblemente comprobaremos, tal vez con sorpresa,
algunos con resabida resignación, que solemos elegir entre las alternativas de
las que disponemos o entre las que se nos ofrecen en un momento determinado, o
simplemente rebuscamos entre las opciones que nos dejan.
La primera
fase de un proceso de coaching siempre comienza con preguntas que ayudan a la
persona a indagar alternativas. Acciones sin opciones son músculo sin análisis,
pasos sin perspectiva. Elegir mola mucho, ofrece una adictiva sensación de
libertad sin mayores efectos secundarios que la ignorancia de lo que rechazamos
de forma pasiva, sin saberlo, muchas otras alternativas que no hemos tenido la
oportunidad ni de olisquear. Las buenas decisiones no dependen tanto de la
elección en sí como de las opciones que teníamos al decidir. Y el hecho mismo
de disponer de alternativas, y de la habilidad para buscar otras nuevas, tiene
mucho que ver con eso de ser feliz.
Pero ojo,
la felicidad cuesta, encontrar opciones y oportunidades, cuesta. Y ahí es donde
empezamos a pagar con sudor: indagando, sopesando, conociendo, sin dejarnos
embaucar por la inercia y el canto de sirenas de los amores de cercanías. El
buen asesoramiento, la buena orientación profesional, no tiene tanto valor
añadido por trabajar con lo que existe, con lo que el cliente ya tiene sobre la
mesa, como cuando se pone en juego aquello que no se ha considerado. Hay más de
10 formas de elegir mal los estudios, y la mayoría de ellas comienzan con no
dedicar la suficiente atención y cariño al análisis de las alternativas.
Uno de los
mejores trucos de coaching es enseñar a sacar conejos desconocidos, conejos
nuevos de la propia chistera. Tras conocer una amplia variedad de ocupaciones,
profesiones, especialidades formativas regladas y no regladas, ofertas de
empleo o alternativas de carrera, laborales y personales, tal vez el cliente
decida quedarse con su conejo de peluche de siempre, el que le ha acompañado en
sus sueños y en sus duermevelas. Estupendo. Entonces habrá ELEGIDO, sí, con
mayúsculas, y seguirá adelante sabiendo lo que deja atrás y convencido de que
persigue un objetivo de valor. Las buenas decisiones dependen de lo que eliges,
pero sobre todo de lo que decides rechazar.
Generar
alternativas es el trabajo más difícil en coaching, pero es también el que
produce más cambio. Ya lo dijo el escritor de El Principito:
Para ver
claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.
Pero
precisamente cambiar de dirección es lo más difícil por la inercia de los
hábitos y la comodidad de conformarse con lo que se tiene a mano. Reconozco que
estoy un tanto meditabundo, algo introspectivo, todo existencialista. En
tiempos tan líquidos buscamos inevitablemente la estabilidad, a veces por
comodidad, otras como un altiplano con perspectiva que nos permita planificar
el futuro siempre incierto. Ante cada opción, ante cada elección tomada siempre
surgen las mismas preguntas: ¿será un amor para siempre? ¿Una relación
interesada? ¿Un matrimonio de compromiso? ¿Un rollo de un quinquenio? Creo que
seguiré quedando con otras de vez en cuando. Por si acaso deja de quererme.
Seleccionado
por Camila Ubierna de Yoriento, escrito por Alfonso Alcántara con el título
Amor de cercanías: ¿eliges lo que quieres o lo que puedes? Coaching para las
decisiones.
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