Un viejo axioma nos dice que generalmente podemos clasificar
a la gente en tres categorías:
Unos pocos que hacen que las cosas sucedan; unos cuantos más
que observan cómo suceden las cosas, y la mayoría que ni siquiera sabe que algo
está sucediendo.
Podríamos estar de acuerdo en cuáles son las causas de que
las cosas sucedan. O no estar de acuerdo sobre qué hacer con respecto a lo que
sucede. O no estar de acuerdo sobre si nos gusta o no lo que está sucediendo.
Pero tenemos que coincidir en que algo definible está
sucediendo y ese algo, desde luego, es el cambio.
Sin embargo, en la actualidad un cambio no es nada nuevo. De
hecho, lo que nos preocupa más no es en realidad el cambio, sino el ritmo del
cambio. Y la forma en que reaccionemos a este ritmo de cambios que tropiezan,
proliferan, se aceleran, dice mucho acerca de la forma en que cada uno de
nosotros sabrá tocar su melodía en los años venideros.
Uno de los decanos de psicología humanística escribió lo siguiente
acerca del ritmo de cambio:
“El problema más grande al que el hombre se enfrentará en el
futuro no es la bomba de hidrógeno, por temible que sea. No es la explosión
demográfica, por terribles que sean sus consecuencias. Al contrario, es un
problema que rara vez se menciona o se discute. Es la siguiente pregunta
¿Cuánto cambio puede el ser humano aceptar, absorber y asimilar y a que ritmo
puede hacerlo? ¿Puede mantener el paso con el ritmo cada vez más acelerado de
cambios tecnológicos o llegará un punto en que el organismo humano se
desplome?”
Dicho de otra manera, alguien está cambiando la música con
mayor rapidez de lo que podemos tocarla. El tocar nuestra música más
rápidamente puede hacernos caer del tejado en un instante. Así pues, ¿qué podemos
hacer? Podemos cambiar.
Desgraciadamente, un cambio nunca viaja solo. Siempre va
acompañado de nuevos PROBLEMAS. El problema con los problemas es que siempre
exigen nuevas SOLUCIONES. Y eso acarrea más problemas...más cambios...que traen
nuevos problemas...que exigen nuevas soluciones.
¿Ya se cansó usted? Como dijimos, no es fácil vivir con
cambios. Pero es imposible vivir sin ellos.
Una forma de vivir con el cambio es cambiar al parejo con
él. Si usted quiere alcanzar su plenitud, tiene que cambiar. Si quiere
desarrollar al máximo sus posibilidades, tiene que cambiar.
Estas dos frases resumen el proceso del crecimiento – un
proceso llamado maduración psicológica.
Una manera de desarrollarse plenamente consiste en llegar a
ser cada vez más profesional en su negocio. No importa cuánto éxito haya
acumulado; siempre hay lugar para más.
Quizá la palabra profesional requiera una definición.
Examine estas tres características de un profesional:
El profesional:
1. Es bueno y sabe por qué es bueno.
3. Se va superando cada vez más
La gente sobresaliente no toca las cuerdas correctas nada
más porque han tenido más experiencia. Lo que parece haberles funcionado es el
hecho de haber aprendido más de sus experiencias. Quizás lo que realmente han
aprendido es cómo aprender.
Los expertos en comunicación y en el arte o la habilidad de
hablar en público han ayudado a muchos estudiantes a superarse cada vez mas...
con mayor rapidez, enseñándoles cómo analizar tres tipos de discurso:
El discurso que yo iba a pronunciar...comparado y
contrastado con el discurso que de hecho pronuncié...comparado y contrastado
con el discurso que pronunciaría ahora, si pudiera hacerlo otra vez.
Lo que ellos aprendieron fue como aprender. Esto es el
meollo del desempeño de la crítica. Para cada uno de nosotros, nuestro campo de
estudio es el lugar donde trabajamos, que hacemos, cómo lo hacemos, por qué lo
hacemos...
Pero, ¿realmente aprovechamos esa oportunidad?
Por ejemplo, ¿a cuantos gerentes conoce usted que, antes de
una reunión, de veras planean lo que esperan encontrar, decir, lograr? Quizás
aún más importante, ¿cuántos gerentes comparan después de una reunión lo que
sucedió con lo que esperaban que sucediera? Y, ¿’cuántos se ponen a pensar cómo
manejarían la situación si se enfrentaran otra vez a la misma?
¿A cuántos gerentes conoce usted que han aprendido a
aprender?