Puerto Managers Blog!
He estado pensando
seriamente sobre lo importante que es enfrentarse a la vida , al trabajo, a todo,
desde la perspectiva de Guillermo de Ockham. Como muchos sabéis, Ockham fue un
monje franciscano cuya principal contribución fue separar la ciencia de la
teología, sin olvidar su famoso principio de simplicidad, también denominado
navaja de Ockham. Dicho principio viene a decir que las cosas no deben
complicarse sin necesidad, formalmente y en
latín, “Entia non sunt multiplicanda sine necesitate” (literalmente “los
entes no deben multiplicarse sin necesidad”).
En definitiva, si podemos
hacer las cosas de forma sencilla para qué complicarnos la vida innecesariamente y
perder el tiempo a lo tonto. Pero claro, si después de esta reflexión te pones
a pensar en el mundo corporativo, te entra la risa.
En el mundo de la empresa
solemos decir que el tiempo es clave, pero lo tiramos reiteradamente a la
basura al complicarlo todo (procesos, sistemas, jerarquías…) sin sentido
alguno. Desgraciadamente estamos tan acostumbrados a lo complejo que nos cuesta
mucho simplificar. Pero ante la complejidad del entorno la mejor opción
competitiva es simplificarlo todo: menos formularios, menos procesos idiotas,
menos reuniones improductivas, menos tiempo de desarrollo de nuevos productos,
menos niveles jerárquicos, menos e-mails que no aportan nada, menos sistemas de
información mastodónticos que nadie usa…
Un buen ejemplo de miopía
galopante ante lo simple lo podemos encontrar en una historia, que no sé si
realmente es cierta, pero que de serlo tiene su gracia. Cuentan que al comenzar
la conquista del espacio, los ingenieros de la NASA identificaron un problema
complejo: crear un bolígrafo que escribiera en el espacio, para que los
astronautas pudieran tomar sus notas (los bolígrafos clásicos funcionan gracias
a la gravedad). Según parece la NASA gastó varios millones de dólares en el
desarrollo del proyecto, que duró la friolera de diez años (a pesar de contar
con la ayuda de varias empresas especializadas). Evidentemente, durante esos
diez años los astronautas americanos no pudieron tomar notas en el espacio. Los
rusos, mientras tanto, solucionaron el problema utilizando la navaja de Ockham:
lápices espaciales, de los de toda la
vida , con su grafito, su madera…
Seleccionado por Camila
Ubierna de Jano 2.0 por Juan Carrión.
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